Cristal
Mi corazon me dice basta de alcohol
aunque ya no me mienta que pida perdon
hoy quisiera dejar de llorar por eso ahora mismo
la voy a besar
voy corriendo a la estacion
me esperan mis amigos ayuda el calor
hace una semana que me visto igual
y cuando desafino me empiezo acordar
el dia se aserca ya es el final
busco esa cerveza que no me haga mal
aunque ya no me mienta que pida perdon
hoy quisiera dejar de llorar por eso ahora mismo
la voy a besar
voy corriendo a la estacion
me esperan mis amigos ayuda el calor
hace una semana que me visto igual
y cuando desafino me empiezo acordar
el dia se aserca ya es el final
busco esa cerveza que no me haga mal
BASTA CON SOSTENER UNA BEBIDA ALCOHÓLICA PARA PARECER IDIOTA, AFIRMA UN ESTUDIO y provoca la muerte:
No hace falta que camines haciendo eses, ni que hables a voces, ni entres a todos los individuos del sexo opuesto en el local para parecer idiota. Los últimos experimentos demuestran que beber perjudica tu imagen sin que sea necesario que abras la boca.
Según un estudio de dos sociólogos de las universidades de Michigan y Pennsylvania, el simple hecho de que sostengas en tu mano una bebida alcohólica puede hacer que parezcas estúpido. Independientemente de que se trate de una cerveza, un vaso de vino o un sol y sombra, l a gente que te vea bebiendo alcohol (o sujetándolo) va a pensar que eres más tonto que si no bebieras nada o bebieras un vaso de agua.
Para llegar a tales conclusiones los autores del estudio, Scott Tick y Maurice Schweitzer, llevaron a cabo cinco experimentos. En uno de ellos los sujetos del experimento tenían que juzgar las fotografías de otras personas que tuvieran consigo una bebida alcohólica, una bebida no alcohólica o nada en las manos. Un segundo experimento intentaba averiguar cuán persuasivo era el discurso para la audiencia en función de si ésta sabía que el orador estaba bebiendo alcohol, otra bebida o nada. En ambos casos, el alcohol rebajó la percepción sobre la inteligencia de los tribunos.
Pero la conclusión más definitiva y universalmente aplicable vino de un experimento que mezcló el alcohol con la búsqueda de empleo. Supongamos que el potencial contratador se lleva a cenar a su potencial contratado. El estudio demuestra que en el momento que éste pide un vaso de vino o de cerveza, el futuro patrón lo considera menos deseable, por mucho que él haya pedido un cubata.
Según concluye el estudio: “Los resultados sugieren que lo que bebemos dice más sobre nosotros de lo que pensamos”.
Si no bebes alcohol también te puedes emborrachar: basta con que te imagines que lo bebes
Una broma que se ha propagado en muchas universidades, por ejemplo, consiste en dar a fumar una planta semejante a la marihuana que en realidad no es marihuana. La víctima empieza a decir tonterías y a asegurar que se está “colocando”, hasta que finalmente se le revela que ha estado fumando algo sin efectos psicoactivos. Lo cual demuestra, también, el poder del placebo.
El investigador Richard Wiseman realizó un experimento más exhaustivo con el alcohol, también con estudiantes universitarios. Los participantes debían pasar una noche en un bar, con sus amigos. El alcohol era totalmente gratis (hecho que propició que muchos estudiantes aceptaran someterse al estudio).
Antes de que empezara la fiesta, sin embargo, los participantes tuvieron que superar una serie de pruebas:
Cada estudiante recibió una lista de números y tenía que recordar todos los posibles, caminar por una línea marcada en el suelo, y pasar por una prueba de tiempo de reacción que consistía en sostener una regla entre el pulgar y el índice, para después soltarla y cogerla en cuanto la viera moverse.
A continuación, dividieron el grupo en dos: los rojos y los azules (todos recibieron una chapita correspondiente a su color. La fiesta empezó y, a medida que la gente iba a la barra a pedir más bebidas, hablaban más alto, estaban más alegres y coqueteaban más entre ellos. Al intentar superar las pruebas del principio de la noche, la mayoría lo hizo muchísimo peor.
Tanto el grupo rojo como el grupo azul tuvieron unos resultados muy similares: sufrían problemas de memoria, experimentaban dificultades para mantener el equilibrio sobre la línea y se les caía la regla.
Lo que no sabían los estudiantes es que todos los integrantes del grupo azul bebieron, sí, pero ni una gota de alcohol. Todas las bebidas sabían y olían como si tuvieran alcohol, pero algunas no tenían ni un gramo.
El personal de la barra tenía instrucciones estrictas de mirar el color de la chapa de cada persona antes de servirla, ya que debían proporcionar alcohol de verdad a los del grupo rojo e imitaciones sin alcohol a los del grupo azul.
Al creer que estaban borrachos, los que no habían tomado alcohol se comportaban como si hubiesen bebido. El mismo tipo de efecto aparece en los ensayos clínicos: las personas expuestas a falsa hiedra venenosa desarrollan sarpullidos reales, los que beben cafés descafeinado están más despiertos y los pacientes que pasan por una falsa operaciones de rodilla afirman sentir menos dolor en los tendones “curados”.
Borracho depravado violó a su propia madre
Nunca bebas o pasara esto:
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