martes, 8 de marzo de 2016

Basta de drogas:

Basta de drogas: hasta cuándo van a matar a nuestros hijos!!!!
La muerte de un chico de 21 años, deportista, en un episodio con drogas tras un asado de amigos, sacudió las conciencias. Hoy los jóvenes saben dónde conseguir los estupefacientes que quieran. Complicidades por todos lados y agujeros en el sistema de prevención.
Ministros, funcionarios y policías pueden desgañitarse ante las cámaras de televisión contando la cantidad de allanamientos y secuestros de drogas que hacen por semana. Pero nunca será suficiente, si un fin de semana diez chicos de cualquier club o colegio se reúnen en un asado y consumen marihuana, pastillas, y “papelitos” de ácido lisérgico que se colocan en los lagrimales para alucinar más rápido. De repente uno colapsa y se muere. Es lo que pasó con Cristian Puleo (21), un jovencito de Chacras de Coria, estudiante y jugador de rugby en un club local. Su muerte ha conmocionado a la sociedad mendocina, como siempre que ocurre cuando la desgracia sacude a la clase media.

Lo dijo el propio ministro Carlos Aranda el viernes mismo en Te Digo lo que Pienso, nuestro programa periodístico de la primera mañana. Mendoza ha dejado de ser un lugar de paso de la droga. Aquí ahora se consume en grande, se trafica, hay dealers y grupos mafiosos que se disputan zonas y se ejecutan unos a otros con sicarios. Estamos lejos de sufrir el panorama de Rosario, pero vamos en ese camino mientras la justicia no tiene áreas especializadas en el delito de drogas, más que para dar servicios a otras. Tampoco el ministerio público fiscal cuenta con grandes herramientas, y la policía de la provincia tiene una división a cargo de un comisario en situación de jubilarse y 300 policías. A cambio de eso, todos los días hay en Mendoza algún delito por drogas. Ahora lo que ocurrió es una muerte dolorosa, como todas. Pero ésta se agrava por la sensación de desprotección e impunidad. Diez chicos mendocinos pueden conseguir todo tipo de drogas para consumirlas en una fiesta privada. Lo peor es que saben dónde hacerlo.
 Las miradas en casos particulares sirven para estudiar un problema general. Casos como el de Cristian abren un enorme abanico de responsabilidades sociales que empiezan por las familias. Nadie habla de volver a las viejas costumbres autoritarias, represivas y policíacas de la dictadura, como aquella publicidad en la que el estado ilegal preguntaba “¿Usted sabe con quién está su hijo?” Pero algo hay que hacer y lo primero es educar en valores, y además escuchar y prestar atención a los hijos. La verdad es que la generación sub 50 no sabe casi nunca con precisión dónde y con quién están sus hijos adolescentes, ni qué están consumiendo. Ni cuáles son sus necesidades. Para evitar ese estado antes hay que hablar con los hijos, y mucho. Todo lo que se pueda.

La escuela, las universidades y los clubes son el segundo cordón de seguridad. Los compañeros de un chico que se droga con químicos y sintéticos, los amigos, los profesores, siempre alguien sabe algo. Hay que hablar para poder ayudar. De otra manera, se pueden producir casos como el que nos ocupa.

Toda prevención de padres y familias es insuficiente si los propios chicos no comprenden el problema.
Prefieren enojarse con sus padres o con los medios antes que contar quiénes venden y quiénes compran para ayudar a los chicos con problemas.

El problema del tráfico de la droga excede a los gobiernos provinciales en mucho. Incluso la Dirección General de Escuelas tiene un área específica que no da en la tecla. La droga también supera la hipocresía de los políticos. Causa vergüenza ajena ver a conocidos dirigentes muy famosos por su alto consumo de drogas, ponerse frente a los micrófonos a declamar contra el narcotráfico. Sucede seguido en Mendoza. Los recursos con los que cuentan las provincias son escasos al lado de narcos que manejan millones, tienen sicarios y soldados, redes de distribuciones rápidas y aceitadas, y cuentan con mucho dinero. La pésima radarización del país por lo que cualquier avión puede despegar de noche y dejar su cargamento en cualquier lado, más los “agujeros” en la frontera hacen de este país un verdadero festín de los carteles. En la otra punta de ese negocio están los chicos, en todo el país, y en Mendoza.

Hace unos días, la Conferencia Episcopal Argentina presentó un informe en el que criticó la supuesta complicidad de "las fuerzas de seguridad, funcionarios de la Justicia y políticos". Denunciaron incluso que el SEDRONAR, que presidió Rafael Bielsa hasta su renuncia, estaba paralizado. El gobierno ofreció airadas respuestas a través de un funcionario de rango menor.

Mientras estas discusiones ocurren, en Mendoza un grupo de diez chicos se drogó a morir en un asado de amigos y lo hicieron en el sentido estricto de la palabra. El joven tenía 21 años, padres, hermanos, un club, estudios, novia, y muchos amigos. Pero la droga le quitó todo.

Hay quienes están acostumbrados a encubrir todo en Mendoza. Parece que está bien decir que un chico de los barrios del Oeste muere drogado o que un travesti muere de sida en la cárcel. Pero está mal hablar de un joven de clase media con amigos estudiantes de universidades y colegios privados, y que juega al rugby. ¿Cuál es la diferencia? Está bien comentar que Amy Winehouse, Whitnney Houston o tantos otros murieron en episodios con drogas, pero si sucede en Mendoza, de eso no se habla. No hay que decir ciertas cosas que nos hagan ver mal… ¿no? 

La prevención de la drogadicción empieza por las familias. Pero es el Estado el que debe protegernos a todos del narcotráfico. Hace poco, una diputada de Mendoza dijo que en el 80 % de las escuelas se vendía droga. Después no lo pudo demostrar y la política le calló la boca. 

Lo peor de todo esto es que los chicos saben dónde conseguirla. Saben lo que no pueden averiguar los jueces y los policías. Las drogas pesadas ya están aquí y los jóvenes se arriesgan con ellas. Hoy lloramos a Cristian. ¿Cuántos más hacen falta? Hay que decir basta, de alguna manera, porque detrás del LSD que consumieron Cristian y sus amigos, hay alguien que vendió y ganó dinero con ello, hay “delivery”, dealers, mayoristas, carteles. Hay barrios de Mendoza, dicho por intendentes, donde la droga ya es el Estado armado. La pregunta es qué vamos a hacer con eso, mientras siguen tentando, probando, envenenando y matando a nuestros hijos.
EL GOBIERNO SABE QUIENES SON LOS QUE LE PROPORCIONAN LA DROGA A LOS PIBES"

Dile no a la droga!

Es para reflexiones para casos futuros de tu vida sean maduros e inteligentes
Drogas para mi son lo peor del mundo. Solo te hace sentir ilusiones destrosan tu vida luego nunca podras dejarla y la cosa se vuelve critica y aveces crees que no hay salida pero si la hay
No es tarde puedes recuperar el buen camino  

Espero que lo tomen en cuenta adios 

Basta de Marihuana 

La droga te hace estupido/a
Te quema la cabeza y el cerebro, tus dientes se van a podrir 
NO SERAS EL/LA MISMO/A DE ANTES 

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